El más poderoso de los Ángeles del ejercito de Yahveh, capitán y principal ejecutor de sus designios, castigador del mal y verdugo que derrotó a Lucifer en su rebelión contra el todopoderoso y sus ángeles, su efigie muestra unas enormes alas doradas, un cinturón de plata que le ciñe la cintura y bajo sus sandalias la imagen de aquel demonio caído bajo el ímpetu de su brillante espada de azul cristal, porta también la balanza del juicio final, con la que mide la justicia con que ha actuado quien debe ser juzgado.
De la legión de los arcángeles, conformada por los 4 portentosos, San Gabriel, San Rafael, San Uriel y San Miguel, éste último es el que mayor poder tiene y por supuesto mayor jerarquía, algunas imágenes suyas muestran en lugar de un demonio de cuernos que representa a Satanás, a una serpiente que ha sido el símbolo del pecado y la desobediencia de los hombres hacia Dios.
Acude a el ante el peligro
Se acude a San Miguel Arcángel en momentos de peligro, de angustia donde el ser se siente indefenso o injustamente atacado, juzgado o perseguido. También puede ser invocado para enviarle en auxilio de otra persona que se encuentre en situación de peligro o expuesta a males que le puedan dañar su integridad física, espiritual o mental. San Miguel Arcángel también ayuda a quienes están a punto de partir de este mundo, para que su transición y juicio sea más suave, porque su espada corta las cadenas, ataduras espirituales y físicas que impiden alcanzar la paz.
Invocación a San Miguel Arcángel
San Miguel Arcángel, ven con tu inquebrantable espada a imponer tu jerarquía, para defenderme del enemigo, ponte delante de mí, detrás de mí, a mi izquierda y a mi diestra. Tu que estás tan próximo al trono de Yahveh, que comandas su ejército de salvación, protección y vigilancia de nuestros actos, hazme más fuerte ante esta adversidad, lucha junto a mí, se tú el guía de mi camino que es la vida en Jesús, úneme a tu legión de serafines y dame la templanza para soportar los embates del mal y salir victorioso (a). Amén.