No es un secreto que la sociedad se encuentra socavada en un callejón sin salida temprana: violencia, desacuerdos, hambre e intereses de por medio. De igual forma, no podemos dejar a un lado que la Iglesia católica ha intentado inalcanzablemente restituir el orden entre las personas mediante la aplicación del diálogo y entendimiento. Sin embargo, la política resulta ser un meollo complejo que no necesariamente responde a estos intereses traslúcidos.
La religión no ha dado solución a los problemas
Millones de ejemplos son los que podemos citar para analizar por qué la religión junto a sus diversos métodos y creencias no han logrado de manera exitosa solucionar los graves conflictos que azotan al mundo. Y es que quizás la respuesta no es la necesidad de religión para resolver los problemas, sino que es ella la que en la mayoría de los casos ha causado discrepancia entre sus adeptos.
Distintas creencias han hecho que el encuentro entre la política y la religión no sea algo más allá que un muro de contención en el que una de las partes alega escuchar a su santidad y acepta aplicar sus consejos de debate y reflexión. Asimismo, resulta increíble que, por ejemplo, la región que según los escritos vio al Salvador nacer y morir por la humanidad sea la misma región que hoy por hoy se encuentra más dividida.
El mundo está peor
Asesinatos, guerras y violencia es lo que impera en nuestro alrededor, y es que algunos expertos alegan que la religión suele ser más parte del problema que de la solución. No obstante, no se puede negar que el encuentro entre la política y la religión en muchas situaciones ha tenido resultados tanto sorprendentes como positivos y duraderos. Un combate de ideas e intereses de por medio ha sido suavizado por el entendimiento y el gran apoyo de la iglesia para con estos difíciles casos.