Las bienaventuranzas son un pasaje literario de la Biblia, que contienen un conjunto de enseñanzas que Jesús ofreció a sus seguidores, acerca de la compasión y la espiritualidad, centrándose principalmente en la humildad y el amor hacia el prójimo.
Bienaventuranzas
Se le conoce como las bienaventuranzas, porque cada frase empieza por la palabra bienaventurados, donde Jesús resume toda su enseñanza, toda su ley de amor y muestra el fin al cual nos quiere conducir: la felicidad. Es así como los creyentes a través de sus buenas acciones y llevando a cabo las palabras dejadas por Jesús, pertenecerán al reino de los cielos.
Las bienaventuranzas se encuentran en Mateo 5, versículos del 3 al 12, y son las siguientes:
1. Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos
Hace referencia a todas aquellas personas que se aferran a su riqueza espiritual, que están dispuestas a abandonar todo, para dar lugar a Dios y a la religión, es decir, que no poseen metas de ser ricos, o tener numerosos bienes, sino que en su lugar sólo se preocupan por entregar su esperanza y fe a Dios, de esta forma son merecedores de su misericordia.
2. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra
En esta plegaria se menciona a todos aquellos que han aprendido a ser humildes de mente, amables ante Dios y el resto del mundo. La virtud de ser manso en el catolicismo radica en amar y proteger a otros, aceptando y obedeciendo las enseñanzas de Dios, desprendiéndose de todos aquellos defectos o emociones negativas, que perturban la paz del ser humano.
3. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados
Hace mención de aquellos que con paciencia saben sobrellevar su sufrimiento, reconocen sus pecados y se arrepienten por ello, serán consolados por la mano de Dios, pues a pesar de que se encuentren tristes de corazón, aún mantienen su fe en Dios.
4. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados
El hambre y sed son una necesidad del ser humano para subsistir, sin embargo, cuando no se tiene esa misma necesidad por las cosas espirituales, no se es dichoso ante los ojos de Dios. Por lo tanto, tener hambre y sed de justicia significa para la religión, desear hacer cumplir la voluntad de Dios, para así obtener el perdón y ser saciados.
5. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia
Hace referencia a como se trata al prójimo, ya que ser misericordioso es compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenas, además, no sólo es un sentimiento, es una práctica que incluye amar los defectos de los demás, ser amable y apoyar al prójimo.
6. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios
Cuando en el catolicismo se habla de limpios de corazón, se refiere a todas aquellas personas que evitan la codicia, los celos, la envidia, así como los demás pecados, pues respetan y obedecen la ley de Dios, es decir, que se encuentran alejados de todas aquellas situaciones que fomenten acciones, o pensamientos que falten a Dios.
7. Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios
Esta bienaventuranza engrandece a todos aquellos que trabajan para construir la paz, con la voluntad personal de vivir en armonía con Dios, con los demás y consigo mismo. Pues el señor espera que sus hijos habiten en un mundo lleno de armonía y plenitud espiritual.
8. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos
Se vive en mundo en donde algunos creyentes han sido perseguidos de manera violenta, sin embargo, a pesar de todo no se avergüenzan de glorificar a Dios y continuar con la religión, por lo tanto aquellos que son oprimidos por esta causa serán bienaventurados.
9. Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa
Esta bienaventuranza es una continuación de la anterior, siendo aún más específica, ya que se refiere a que Dios bendecirá a todas aquellas personas que por causa de Él, hayan sido insultadas, perseguidas, y victimas de toda clase de calumnias.
10. Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos
Es la última de las bienaventuranzas, aquí Jesús invita a todos los creyentes que cumplan con su palabra a que estén alegres, ya que les espera una gran recompensa en el cielo, que será la vida eterna en la tierra prometida.